El traspaso de seda del último Joan Garcia: “Urruti era de Donosti, cómo lo iban a silbar”

Francisco Javier González Urruticoechea, conocido como Urruti (1952-2001), fue el último Joan Garcia que cambió la portería del Espanyol por la del Barça (1981). Eran otros tiempos, sin una prensa tan posicionada, sin redes sociales o sin un pensamiento que tiende a la dicotomía. “Parece que todo tenga que ser o blanco o negro”, se queja uno de los entrenadores de porteros que ha tenido Joan Garcia en su carrera.
La operación de Urruti estuvo envuelta en varias circunstancias: sin polémicas y con un regreso del meta a Sarrià, el 6 de febrero de 1983, en el que pasó desapercibido pese al 0-3 de los azulgrana. “Tal vez me reciban con aplausos dado el tiempo que pasé allí. Pero yo preferiría que me despidieran con pitos. Sería una buena señal”, dijo Urruti los días antes en Mundo Deportivo. “Deportividad en las gradas”, se limitó a explicar la crónica de La Vanguardia.
La opinión de Víctor Muñoz “Para Joan esto es dar un paso adelante, pero le va a costar en el Barça, es otra plaza”“No es lo mismo. Urruti era de Donosti, vino aquí, lo dio todo y le vino un premio. ¿Cómo lo iban a silbar? Joan es canterano y ha estado nueve años en el club. El sentimiento es diferente”, explica uno de los futbolistas pericos de aquella época. “Las diferencias entre Espanyol y Barça son ahora más acentuadas que antes. Para Joan esto es dar un paso impresionante y le va a costar, el Barça es una plaza más compleja”, destaca Víctor Muñoz, presente en aquella plantilla azulgrana de 1981 que recibió con los brazos abiertos a Urruti. “Te fastidia, pero lo comprendo. Es un portero que pasará a la historia”, explica otro de los jugadores pericos de aquella época.
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Con las puertas de la portería de Atocha cerradas, Urruti llegó al Espanyol en 1978 y se erigió rápidamente en el meta titular. Jugó 121 partidos. “Era un encanto y un porterazo. Se abría a todo el mundo”, recuerda Fernando Molinos. “Era alegre, siempre optimista, contagiaba a todos. Era excelente”, añade otro de sus excompañeros, que reconoce que cuando apareció el interés del Barça, nadie en la plantilla lo percibió como una traición. “Nosotros nos alegramos de que diera un paso adelante. Él venía del País Vasco, lo vimos como algo positivo”, relata. “Le felicitamos. Los futbolistas le teníamos respeto y cariño”.
Uno de los jugadores que conserva la memoria y que conoció mejor que nadie a Urruti es Rafa Marañón, ahora directivo del Espanyol. De hecho, ambos fueron compañeros de habitación en el Mundial de Argentina de 1978. “Era muy dicharachero, pero no contaba tampoco sus cosas. El Espanyol decidió venderlo (a razón de 65 millones más el regreso de Canito) y se fue. Lo echamos en falta, pero no hubo más polémica. Se percibió como un proceso natural”, argumenta el que es el máximo goleador en LaLiga de la historia perica. “El periodismo no influyó ni había redes sociales”, añade.
Rafa Marañon lo vivió con naturalidad “A Urruti lo echamos en falta pero no hubo polémica, se vivió como algo natural”A diferencia de la marcha de Joan Garcia, que se ha producido con el pago de la cláusula, la de Urruti sí que se hizo tras una negociación entre el Espanyol y el Barcelona. Y alguna que otra puñalada en forma de declaración en el cuadro perico. El entrenador José María Maguregi se mostró crítico porque quería que Amador Lorenzo, portero azulgrana, entrara en la operación, hecho que finalmente no se produjo. El presidente en funciones del Espanyol, Antonio Baró, declaró que “no sé que decirle, quizás el cambio de hora y las temperaturas le han puesto más nervioso de lo normal”.
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Las tiranteces existían en el seno del club blanquiazul más que entre los aficionados. Y el propio Urruti declaró en los medios su deseo de irse al Barcelona de forma abierta: “Es la mayor ilusión de mi vida. Le debo todo al Espanyol, y gracias a ellos vestiré la camiseta de uno de los grandes clubes del mundo”. Incluso, aunque después se contradijo, declaró que “el traspaso se ha hecho no como un premio, sino por la necesidad de la junta de Manuel Meler de traspasar”. En el caso de Joan, de puertas para fuera no ha hecho ninguna declaración hasta su despedida; y de puertas para adentro ha negado al Barcelona hasta el final de curso.
Urruti, que es recordado en el Camp Nou por momentos dulces (“el famoso 'Urruti t'estimo' de Josep Maria Puyol cuando los azulgrana conquistaron la Liga en Valladolid en 1985) y otros más agrios (la final de la Copa de Europa del mismo año que perdieron los azulgrana en Sevilla con el Steaua de Bucarest). Y se convirtió, en los medios de comunicación catalanes hasta su fallecimiento con 49 años en un accidente de coche, en un icono del Barça. “Tuvo mala suerte en la selección. Primero Arconada y luego Zubizarreta. Fue a tres Mundiales, pero no jugó ni un partido”, añade. El último Joan Garcia vivió un cambio como la seda de Espanyol a Barça.
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